La reciente ola de violencia, -con asesinatos múltiples de tipo guerrillero o terrorista-, nos lleva a tener que aceptar que lo que hoy estamos viendo, es el inicio de la fase estratégica de una lucha paramilitar.
Los ataques perpetrados contra gente joven de la sociedad civil, nos habla de un plan previamente fijado, -pensado más para generar terror y psicosis colectiva, con la esperanza de que la sociedad exija al gobierno federal frenar el combate-, que para sacrificar gente inocente, lo cual no aporta nada a los cárteles y en cambio sí significa dañar la imagen pública de estos grupos. Sin embargo, el terror genera mejores resultados que el reconocimiento a labores filantrópicas.
Por tanto, es necesario analizar qué es lo que desde el gobierno federal no se está haciendo bien desde la perspectiva estratégica.
Releyendo la gran obra de Sun Tzu, -estratega militar chino que escribió “El arte de la guerra” antes de Cristo-, se evidencian deficiencias obvias que nos muestran que, -si bien hay operativos policíacos y militares exitosos -(desde la perspectiva táctica), la estrategia integral no existe como política “de estado”.
La estrategia integral estaría compuesta primeramente por las acciones policíacas y militares, después la comunicación mediática eficiente y efectiva para sensibilizar a la población y obtener su apoyo; tener control desde la perspectiva psicológica del impacto en la sociedad, -y por último-, las acciones preventivas para desactivar las condiciones que generan y estimulan el crecimiento de la violencia y propician que muchos jóvenes se integren continuamente a la delincuencia primeramente, y a la actividad terrorista, -ya como parte de un cártel-, después.
En el capítulo inicial de “El arte de la guerra”, denominado “aproximaciones”, en el inciso número tres, Sun Tzu define que el primer factor a considerar para iniciar una guerra, es “la influencia moral”.
En el siguiente inciso, -el número cuatro,-, clarifica, “la influencia moral la interpreto como la armonía entre el pueblo y sus dirigentes, de tal forma que éste lo apoyará en la vida y la muerte, sin dudar en poner su vida en peligro”.
Agrega también que “si se trata al pueblo con bondad, justicia e igualdad, -y se deposita la confianza en él-, el ejército estará espiritualmente unido y todos apoyarán a sus jefes”.
La sabiduría milenaria descrita en este libro pone de relieve algo fundamental para el contexto actual: la necesidad de que la sociedad confíe total y absolutamente en las autoridades.
Sin embargo, en México hay una crisis de confianza en las autoridades encargadas del combate a los cárteles. Las noticias continuamente dan cuenta de cómo policías y autoridades están compradas por la delincuencia. Si no hay confianza, ¿cómo va a colaborar la ciudadanía con la policía y los encargados del combate?
Hoy los cárteles no se ocultan de las autoridades, sino que hasta buscan y retan a los encargados de cuidar el orden y los matan.
En cada ciudad hay mucha gente que identifica con precisión a los delincuentes, pues éstos llevan una vida social activa y conviven con sus vecinos sin ocultar sus actividades. Incluso hasta se dejan ver de forma exhibicionista, conscientes de que no habrá quien les delate.
Esto quiere decir que si la población confiara en sus autoridades, los denunciarían y todos estarían en la cárcel. Sin embargo, siempre hay temor de quien reciba la denuncia sea precisamente quien los delate con aquellos a quienes debiesen capturar.
Mientras no haya depuración a fondo, -para generar confianza-, el ciudadano no colaborará.
No ha habido hasta hoy un trabajo serio, - ni para depurar las fuerzas policíacas y ministerios públicos, y en general todas las autoridades de impartición de justicia-, ni tampoco una estrategia profesional de comunicación para sensibilizar a la población y generar una actitud de colaboración ciudadana.
Menos aún ayudan para generar confianza las mentiras manejadas a alto nivel en la SSP, haciendo recreaciones de las capturas para presentarse como héroes frente a las cámaras. Parece que no entienden que hoy es difícil mantener una mentira como si fuese verdad. Esto genera desconfianza.
Podremos concluir que no se ha tenido la habilidad para persuadir a la sociedad de que ésta es una guerra de todo México en contra de la delincuencia y la violencia.
Hasta hoy parece que ésta es la guerra personal del Presidente, cuando debiese ser interpretada como una cruzada nacional en contra de la violencia y la inseguridad.
En el inciso 25 del primer capítulo se describe la recomendación: “Divide al enemigo que esté unido; separa al soberano de sus ministros, -o si no-, hazle perder su amistad con sus aliados”.
Con un México dividido, difícilmente se ganará la guerra contra esta nueva modalidad de terrorismo.
Los cárteles han sido hasta hoy más efectivos pues imponen la “agenda pública” generando noticias y acorralando al gobierno de la república a una actitud reactiva.
Se requiere un trabajo profesional de comunicación para generar integración y liderazgo, y no como hasta ahora, un simple trabajo informativo de parte del gobierno federal.
COMENTARIOS AL MARGEN
La denuncia hecha en el programa de TV de Denisse Maerker en contra del gobierno del Estado de México, respecto a la agresión policial en contra del profesor Agustín Estrada, y el señalamiento de la víctima de que todo se debió a su condición homosexual, puede ser el escándalo de fines del 2010 en contra del precandidato presidencial del PRI.
La víctima señala que la agresión fue ordenada por el mismo gobernador mexiquense. Dice ante las cámaras de TV haberse entrevistado con él inicialmente para exponer su caso por haber sido despedido de la dirección de la escuela simplemente por su orientación sexual.
La homofobia como eje central de este escándalo, -agravada por el encarcelamiento de la víctima sin razón jurídica-, y como plus una presunta violación tumultuaria “por encargo” y otra posterior con un tubo, -“también por encargo”-, tiene todos los ingredientes para un gran show mediático: homofobia, más tortura y violación a los elementales derechos humanos.
Todo un caso para la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Una factura que podría ser cobrada por sus contrincantes políticos en las próximas elecciones por la gubernatura del Estado de México, con dedicatoria rumbo al 2012.
El video del programa de Denisse, -donde la víctima denuncia con lujo de detalles lo sucedido-, ya está circulando en Internet a través de Youtube.
Lo grave para este precandidato es que quienes lo reenvían, -siguiendo el sistema de “marketing viral”-, ya están vinculando este caso con los otros “escándalos” como el caso Paulette y los abusos policíacos en Edomex.
Seguramente el gobernador sea ajeno a los hechos y sean obra de subalternos, pero él debe dar atención inmediata y castigar a los culpables antes de que se complique más.
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